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  • Foto del escritorSol Martinez

Swallow (2019)

Actualizado: 15 jun 2020


Hoy es martes y para mantener la tradición, vamos a seguir hablando de cine hasta el cansancio. En esta oportunidad, queremos analizar nuevamente una ópera prima y por eso este el turno del director Carlo Mirabella Davis, quien debutó en el 2019 en el mundo del largometraje con un thriller psicológico llamado Swallow. La película protagonizada por Hayley Bennett narra una historia de suspenso que no es de ninguna manera una película oscura. O al menos no desde su planteo visual. Nos encontramos frente a un filme colorido que nos dice una vez más que el mundo puede ser color de rosas y contener mucho sufrimiento de todos modos. Swallow es un contraste entre la tranquilidad y lo perturbador, un thriller a secas que incomoda más por su simbolismo que por su historia. Y ahí probablemente tenga algunas cosas en común con Midsommar, en tanto nos muestra que cosas horribles pueden suceder a la luz del día y con un tratamiento de colores alegres. Ya no es necesaria la clásica oscuridad de las películas de terror y suspenso para señalar que algo anda mal. Hunter -Hayley Bennett- vive prácticamente en una casa de muñecas, donde predomina la belleza y un clima sereno, y sin embargo algo se rompe repentinamente sin modificar el escenario donde todo esto transcurre.


Después de enterarse de que está embarazada, mientras sigue cumpliendo un rol de mujer-objeto con su pareja y su familia, e incluso en su hogar, la protagonista comienza a tragarse objetos no comestibles, empezando por una canica, hasta llegar a ingerir un alfiler e incluso una pila. Entonces empieza a cobrar sentido su título: swallow significa tragar, pero también aparece una interesante dualidad y es que también significa golondrina. No solo podemos decir que la protagonista se traga cosas, sino también que, quizás, a partir de su trastorno intenta canalizar sus ganas de salir volando rápidamente de su incómoda vida actual. El comportamiento de Hunter no es algo puramente ficticio, sino que se trata de un trastorno alimentario llamado pica en el que aparece un fuerte deseo de comer o lamer elementos poco usuales. Simbólicamente puede tratar de decirnos muchas cosas. O que esta actitud busca llenar sus vacíos, o significar una manera de independizarse y romper con su rol de objeto, al mismo tiempo que reacciona de manera inconsciente a los dramas de su pasado. O que quizás allí empieza a tener un control efímero sobre su cuerpo y su vida, de manera progresiva, hasta que al final se escapa de su hogar para que no la internen, y vuelve a su pasado para sanar todo su sufrimiento. Ahí es donde culmina su padecimiento, mientras toma el control total de su vida y se realiza un aborto. Pero también podemos pensar que su bebe que va creciendo adentro tuyo hace nacer una Hunter algo más independiente. ¿Abortarlo terminaría con esa independencia? No. Si su autonomía va creciendo y expandiéndose, al final logra emanciparse y ya no depende de nada más. La sencillez de su plano final nos muestra un poco eso, mientras el mundo se sigue moviendo con total normalidad.


Por otro lado, no debemos olvidarnos que toca temas como el aborto desde distintas perspectivas, ya sea la suya o la de su pasado, pero también la culpabilización de la víctima. Cómo una mujer-objeto que vive en sumisión, intenta manifestarse como puede. En este caso, comiéndose objetos. Vemos muchas injusticias ahí, y a pesar de lo desagradable de su trastorno, entendemos a la protagonista y su situación se nos hace obvia. Sin embargo, el resto de los personajes no lo ve. En fin, si la protagonista hablaba de lo que le pasaba y lo que sentia, la película hubiese sido otra. Muy chata y aburrida para algunos, muy bien explicitada para otros. Pero para mí, creo que se ha logrado un relato mucho más potente desde esta elección.

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Emma

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