top of page
  • Foto del escritorSol Martinez

Lazzaro Felice

Actualizado: 5 jun 2020

La película de Alice Rohrwacher, directora de Corpo Celeste y Las Maravillas, se estrenó en el Festival de Cannes del 2018, donde fue candidata a la Palma de Oro y ganó el premio al Mejor Guión. Hoy, está disponible en Netflix.


Lazzaro Felice (2018) vino del futuro para continuar, a su manera, con el legado del cine italiano y su tradición de mostrar el pasaje del campo a la ciudad, y el impacto que esto tenía para la transformación de la sociedad a partir de la mitad del siglo pasado, en la reinvención cultural de plena posguerra.

El filme inicia en La Inviolata, una aldea cercana a Roma que se queda en el tiempo, donde 54 campesinos trabajan de manera esclavizada, al mismo tiempo que son estafados y endeudados constantemente. Pero en la mitad de la historia, el relato da un giro imprevisible, de pronto está nevando y la ciudad se adueña de la pantalla. Entonces, la película cuenta con una estructura de dos partes que se contrastan; el campo y la ciudad, la calidez rural por un lado, y una ciudad gris por el otro. Pero la constante en ambos escenarios es la sencillez, la espontaneidad y la ingenuidad de su protagonista, que trasciende todo tiempo y espacio. Y allí es donde aparece la magia de Lazzaro Felice que la distingue de otros filmes. En el cine realista -en este caso, inevitablemente pensamos en el italiano-, el montaje y la banda de sonido quedan en segundo plano para explotar las características de esa pretendida realidad. Y lo que surge es una búsqueda sobre qué vuelta de tuerca darle a estos filmes para que no se conviertan en documentalismo puro y duro. En el caso de la historia de Lazzaro aparece la cuestión del tiempo como elemento disruptivo. Al principio no entendemos bien en qué momento transcurre -y quizás nunca del todo-, pero lo que sí sabemos luego es que La Inviolata se quedó en el tiempo. Podemos pensar que sus personajes también lo hicieron, ya que al pasar a la ciudad vemos como pasó el tiempo para todos, menos para Lazzaro, quien sorprende a sus ex compañeros al aparecerse varios años después en la ciudad, con la misma ropa y apariencia física.

Pero no solo la cuestión del tiempo y el contraste de escenarios se destacan en el filme. Detrás de la belleza que emana la narración al haber sido filmada en formato analógico -16mm-, se asoma de manera reiterada la cuestión de la marginalidad. En ese sentido, la transformación radical del espacio no modifica demasiado la situación de los personajes. Aún en la ciudad, bajo otras condiciones y sistemas diferentes, los campesinos del pasado son los homeless del futuro, y si bien la explotación y la exclusión parecen ser más silenciosas, quizás también sean cada vez más profundas.

22 visualizaciones0 comentarios

Entradas recientes

Ver todo
bottom of page