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  • Foto del escritorSol Martinez

Descubrimientos #10: Chips y La Gran Ciudad

¿Quién iba a pensar que iba a estar tan defraudada a tan corta edad? Tuve 100 años, con solo 22. Así empieza la letra de Canciones al revés, uno de los temas que conforman el primer trabajo de Chips y la Gran Ciudad: Ensayo para la angustia. Como su nombre lo indica, el concepto central que aborda el EP es la angustia, pero no a modo de lamento, sino naturalizando el dolor, así como también todas esas cosas de este mundo que nos molestan.

Chips y La Gran Ciudad es el proyecto musical de Diego Márquez Arancibia, un escritor y profesor de filosofía oriundo de Santiago de Chile. Pero Diego no está solo. El proyecto cuenta con la colaboración de Laura Zavala -ex Paracaidistas- y Blosqui -integrante de Parálisis del Sueño, Las Brumas-, y nació en el 2019, con el objetivo lograr música autoral desde la sensibilidad y la calidez de la autobiografía. Y allí aparece Ensayo para la angustia, que con influencias pop, indie y folk, plantea un recorrido por experiencias comunes y su manera de transitarlas a partir de emociones muy diversas, pero que se fundan desde la angustia. Sin embargo, no deja de ser un ensayo, y es por eso que parte de la premisa de que en el mundo en el que vivimos no hay una única fórmula para afrontar los problemas.

Entendemos que tu trayectoria no atravesó únicamente el campo de la música, sino que también pasaste por la escritura y la filosofía. ¿Cómo creés que esas áreas influyen en tu carrera musical?

Creo que mi música no tienes grandes referencias filosóficas o literarias, pero me parece que eso también fue una decisión que le debo a mi experiencia como profesor de filosofía y a mi vivencia escritural. Siento que las cosas que más han llegado a tocarme son formas de expresión que incluyen al sujeto que habla. Desde el relato mínimo, de cosas chicas. Sobre todo en la literatura de Pedro Lemebel o en la filosofía de pensadores como Paul Preciado, que tiene demasiado de real, que se siente muy cercano y que casi que te clava con su manera de plantear las cosas. Hay algo de la propia vulnerabilidad que se expone ahí, que sentí que yo también necesitaba hacer en mi música.


Canciones al revés la escribiste a los 22 años, ¿qué de quien sos hoy reencontrás o no en esa canción?

Ahora tengo 27, no ha pasado tanto tiempo, pero probablemente he cambiado. Creo que en ese entonces era más nihilista, quizás tenía que ver con la edad que estaba atravesando. La escribí con este sentimiento medio de Benjamin Button, de sentirme muy viejo con las relaciones humanas, más que nada encontrando muy predecible todo acerca de ellas. Esa idea ahora me suena muy arrogante, creo un poco más en la gente. Pensando en la canción todavía sostengo que las personas casi nunca buscamos lo que decimos que buscamos -una idea propia del psicoanálisis-. Y creo que eso es culpa del modo en que se ha construido la adultez, con el ideal de tener todas las aspiraciones de la vida resueltas. Quería que la canción tuviera de esa desazón. No conozco a ninguna persona honesta que tenga todas sus aspiraciones resueltas.


Hay una idea muy marcada que bordea todo el EP y tiene que ver con lo íntimo, con la autorreferencialidad de la angustia. ¿Creés que lo que necesita el mundo hoy es eso, dejar de buscar recetas universales y dejar fluir la angustia desde un lugar más personal?

No sé qué necesite el mundo a decir verdad. Lo que sí me parece obvio es que probablemente varias crisis existenciales se sanarían si se volvieran ilegales las personas los súper ricas, já. Pero como eso se está demorando en llegar, me parece relevante el gesto político de hacer aparecer el sentir propio. Incluso como hombre-cis, puedo advertir una manera muy dañina en la que se ha pensado la sensibilidad de las identidades. Esta figura de las personas como seres blindados me da un poco de pena, y un poco de risa igualmente. Quizás que me de risa sea una señal un poco esperanzadora.


Con pandemia, cuarentena, y coronavirus de por medio, ¿cómo creés que lograremos atravesar la angustia cuando todo esto termine?

Está muy difícil. Como decía alguien por ahí, con el virus se permite una distancia social que es el sueño de la política securitaria. De nadie teniendo contacto con nadie. El totalitarismo. Me parece que en Latinoamérica en general, cosas como la atención psicológica son algo que ni siquiera se tomaba en cuenta antes de la cuarentena. Por lo mismo, la manera de no perder la cordura está en la creación de redes de apoyo y cariño entre la misma gente, porque de otra forma nuestros gobiernos -que en este mismo momento nos están dejando morir infectados- más tarde nos van a dejar morir de pena.


Escuchá Ensayo para la angustia acá:


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